El impacto del ruido en la audición, la salud y la calidad de vida está totalmente aceptado y demostrado por un gran número de estudios científicos y médicos.
El ruido, como otros agentes contaminantes, produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos como psico-somáticos y constituye un grave problema medioambiental y social. La lucha contra el ruido es una acción individual y colectiva, el ruido no lo hacen solo los demás, lo hacemos todos. Estudios han correlacionado al ruido con los cambios fisiológicos en el sueño, presión arterial, digestión y han vinculado el ruido con un impacto negativo en el desarrollo del feto. Es también una importante fuente de molestia, puede no estar a niveles peligrosos para nuestra audición y sin embargo ocasionar un estado de tensión y de enojo.
Si la exposición a ruidos fuertes, por encima de 80 dB, como el que pueda producir una perforadora eléctrica, es prolongada, se puede ocasionar una pérdida permanente en la audición. Si la exposición a ruidos fuertes se produce durante un tiempo corto, se puede originar una pérdida temporal del oído. Un ruido muy fuerte, superior a los 110 dB como el que produce el despegue de un avión, aunque sea durante un tiempo corto, puede producir una pérdida permanente en la audición.
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